18 de marzo de 2024
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¿Compras cuadros feos de La Onda, El Costo y el Chocho? léete esto y aprende a embellecer tus paredes.

Este artículo está hecho con un propósito, que al terminarlo aprendas a conocer la razón universal de por qué te gusta poner cuadros en tus paredes y para eso acudiremos a la historia, para que descubras de donde surgieron y por qué te gusta tanto decorar tu casa con arte. Tendrás una visión nueva de como la gente del pasado veía sus propias paredes y lo que significaban para ellos. Perdonen las palabras sucias.

En los tiempos de las cavernas Pedro Picapiedra tenía una casa de piedra con las paredes abombadas y en ellas colgaba pellejos de dinosaurio con dibujos de venados y así no se veian simples y vacías. Un pocotón de tiempo más adelante la gente de la Biblia sí que no sabían nada de decoración, y no se les ocurría colgar nada interesante en sus paredes, hasta que bajó Jesús, volvió a subir denuevo y los crucifijos ocuparon las paredes de cada casita judía y gentil, así que cientos de años después cuando construyeron el Vaticano ya se había inventado de todo en el mundo del arte para saturar sus paredes.

io, io..párese que tiene que ir a la escuela

Los que sí estaban pasa’os de la raya eran los egipcios con su vandalismo, que pompeaban sus paredes coloreándolas de graffitis digo; jeroglíficos, llenos de embustes de aventuras y heroismo que les escribían encima para cuando llegara un vecino se jactaran de taquillear. Costumbre que heredamos nosotros, sólo pásense por la plaza de Francia y léanse la historia adornada de los próceres de Panamá de pared a pared.

Piedrita a piedrita los griegos hacían sus mosaicos

En el pasado no existían ni el colorete de labios, ni la pintura de casa, todo era blanco a morir. Los griegos, para romperle ese aburrimiento a sus paredes ponían piedritas de colores haciéndoles forma de dibujito de gente y más vainas, bien pixelado, pero pritty. Ellos fueron los que empezaron con lo del diseño de muebles para los espacios de las casas en donde vivían. Y no se quedaban atrás e inventaron los altorelieves; que eran cabecitas de gente vidagena que sobresalían de la pared. Para que tengas una idea de como eran aquí abajo tienes de ejemplo el clásico cuadro de La última cena de Jesús que todas las abuelitas colgaban en la casa.

Ahí esta la cena de Jesús de la que hablaba a la derecha del altorelieve de la virgen María.

Pero igual, eso fue hace 2,000 años y aún a nadie se le ocurría poner algo bonito y propio en la pared de su casa por sí mismo. Y nació lo que todos estabamos esperando, hace más de 500 años atrás se inventó la pintura, al fín algo novedoso para poner en la pared y ahora sí había motivos para decorarlas y era con los cuadros ya pintados y listos para colgar. La pintura se convirtió en el nuevo arte desde el siglo 15, y si tenías plata o te considerabas alguien importante, tenías que tenerte a tí mismo pintado en un cuadro en la pared, así que «estar pintado en la pared» en esos días sí que era una frase valiosa.

Cuadros como los de arriba decoraban las paredes de la gente y las apreciaban y valoraban de una manera diferente a nosotros. En el cuadro de la izquierda; Los tres yeyesitos que están ahí pintados nada más con verse ellos mismos -y no en un espejo- se alegraban sobremanera como cholitos, una alegría comparable a la primera vez que nos vimos a nosotros mismos en un video casero. En el segundo cuadro: Tener paisajes colgando de la pared era como tener ventanas por donde mirar, por ejemplo, estando en invierno veías cosas en el cuadro que no existían en ese momento, cielos claros, árboles en verano o primavera, mientras afuera de la casa caía nieve. O sea, que era toda una sensación eso de colgar cuadros con grandes paisajes en las paredes.

Esas pinturas eran pintadas por pintores talentosos que dedicados al arte hacían brillar con sus obras las paredes de cientos de casas, mansiones y castillos desde el siglo 15 al 19. ¿Por qué? Porque no cualquier persona en esos tiempos podía simplemente pintar, no era fácil y sí lo hacías eras una especie de decorador popof, un Oscar de la renta para las paredes de las casas de los ricos y ellos no podían tenerlas vacías si tenían dinero y necesitaban las pinturas para ellos mismos no cabrearse de manchar con los dedos sucios sus blancas paredes por andar manoseando velas y lámparas de kerosene.

Un recorte de Las Meninas, de Velázquez, como ven, hasta el perro lo querían en la foto, digo cuadro.

Como dijimos; no cualquiera pintaba y a Leonardo DaVinci y a Miguel Ángel se les llamaban Maestros del arte, porque ellos estaban rodeados de estudiantes que iban aprendiendo de ellos a pintar a través de los años.

Feos, pero pintados para la eternidad.

Un pintor era como un fotógrafo en esos tiempos, y sus talentos no eran para hacer magia como en Photoshop; no…ellos no arreglaban a la gente, ya que hasta el más feo quería ser pintado sin importar si no se veía bonito. Por tales razones los pintores eran los custodios del arte del selfie, todos los ricos querían ser pintados en pose de selfie por un pintor.

Chequéen como se volvía loca la gente con ganas de que los pintaran a ellos o a sus caballos, todo por la taquilla.

La gente veía la pintura como algo asombroso, porque la única forma en que una persona podía tener una imagen permanentemente en la cabeza lo era por medio de la memoria y el recordarla. Tener una pintura que al verla se parezca mucho a una cosa copiada de la realidad y que no se desaparezca de nuestros ojos era algo fascinante y la gente deseaba tener, aunque sea una sola pinturita en sus casas para que se les viese explosiva y original y más si era de un retrato de sí mismos, así que ya entendemos la inspiración que originó el retrato de Dorian Gray.

Estos cuadros de Venecia eran famosos entre los comerciantes de plata a mediados de 1600.

Los comerciantes ingleses eran los que más compraban y mandaban a pedir estos cuadros como recuerdos, porque estar en Venecia era como estar en Las Vegas. En ese siglo en Italia el oficio de pintor era tal, que muchísima gente en Venecia pintaba porque había mucho comercio y por eso los comerciantes y viajeros se podían mandar a hacer su pintura, de modo que sí eras pobre no tenías chance, porque para el pintor hacer una pintura demoraba demasiado tiempo; porque el oléo, o sea la pintura que se usaba para colorear el cuadro demoraba meses en secar y por eso quienes encargaban una pintura tenían que mantenerse pagando poco a poco las pinturas. Hasta que finalizando ese siglo se empezó a inventar la fotografía y poco a poco este nuevo producto estuvo al alcance de los pobres. Hacían colecta, se endeudaban y metían a toda la familia posible dentro de la foto, para que rindiera más el espacio. Pero aún así, solo te daban una foto y no se podía agrandar o hacerles copia, no existían los negativos, ni las ampliaciones, aunque sí podías colgar la foto de la pared.


Foto que imaginamos fue sujeto de regateos por cabeza familiar para que le saliera barata al chif. Y la única forma en que un pobre podía salir en una foto gratis era siendo matón como Butch Cassidy «Se Busca, vivo o muerto».

Más adelante, ya en el siglo 20, o sea el que acaba de pasar, a pesar de que ya todos podíamos pagarnos una fotografía nadie pensaba ni en lo más remoto en hacerse una pintura, eso sólo lo seguían haciendo los ricachones, por lo que contaba; de que la fotografía no se podía agrandar todavía, esa tecnología no llegaba.

Al fín tengo un clásico para mi solito

Entonces pasaron dos cosas al mismo tiempo, aparecieron las imprentas y se empezaron a imprimir imágenes grandes y se inventó copiar las pinturas clásicas y las mueblerías empezaron a vender cuadros famosos de la historia del arte duplicados, y la segunda cosa que ocurrió fue que los útiles y herramientas; y especialmente la pintura para pintar los cuadros empezaron a producirse y venderse y la misma gente empezaba a crear y difundir la práctica del arte de la pintura resultando que muchas paredes humildes y decentes se empezaron a vestir de arte casero. También surgieron las academias, sobre todo en Francia, donde todos los que querían ser pintores querían ir a parquear.  Y salieron los pintores famosos del siglo pasado; Dalí, Picasso o Van Gogh, que aprendió por su cuenta, y eso que habían miles más que pintaban de maravilla. Y los amantes del arte con grandes ganas de poseer cuadros frescos de estos pintores en sus paredes se peleaban por comprarlos. Imaginamos por qué Gaughin fue la sensación del bloque, llevando exóticas postales tropicales al frío Europa.

En los años 20 (1920, porque hay gente millenial que no sabe de fechas), con la impresión en colores llegaron los calendarios o pin-ups, lo que trajo una locura varonil y la colgadera de ellos en las paredes de los talleres se puso de moda, y por otra parte la de los Jesuses de las devotas católicas. Las paredes eran propiedad de Dios o del Diablo.

Las paredes siguieron recibiendo más novedades y en los años 70’s llegaron también los rompecabezas, que luego de armados colgaban de la pared. Para encontrar temas; la fotografía artística se dió gusto con montañas, yates, trenes, ciudades, playas, lo que sea para convertirlo en piececitas, y a armar.

En la misma década llegaron también para los jóvenes las revistas en color y los centerfold o posters con fotos de tus artistas favoritos que se desdoblaban para saturar las paredes de idolatrada compañía, ahorrando pintura a sus papases.

La fotografía estaba dejando al arte atrás, pero las fotos grandes no eran comunes ni entre la gente de plata, ni entre los pobres. Sólo se las tomaban las personas de la política y los ilustres. La gente humilde, como no entendían lo que era una ampliación fotográfica en colores; porque era algo difícil de comprender y pedir, debido a su tecnicismo y a que había que ir a un estudio y llevar toda la familia preferían no complicarse y optaban por la pintura familiar, las que de casa en casa iban ofreciendo los peruanos, y ecuatorianos, donde con sólo dar las fotos con los rostros de tu gente era suficiente y recibías luego tu cuadro estilo «cédula compartida» pintado en grande y lo ponías en tu sala con orgullo para recordar a los abuelos, al matrimonio y los hijos.

Y así llegamos al presente, donde tenemos de todo para decorar con cuadros nuestras paredes, porque abundan baratos en los almacenes; en los departamentos del hogar.

Arte barato pa’ti…miles de hogares con la misma pintura repetida

Hoy día uno decora su casa colgando algún cuadro comprado en El Campeón, el Costo o Madisson Store, porque aunque uno no sabe nada de arte le gusta poner cuadros en las paredes para llenarlas de vida, y a uno le da de elegir cualquier cuadro chino en estos almacenes, que por cierto, para el que conoce de arte son la peor cosa que puede morar en la pared de una sala, pasillo o dormitorio. La cosa es que no quieres dejar tu pared encuera y le cuelgas cualquier calzoncillo troker porque es barato.

Miren esta pintura de Venecia; es un cuadro feo, pintado con espíritu de busero y casas de cartón de leche, repetidas como en las multis del chorrillo y con aires de favela asiática, nada que ver con la de Venecia pintada en el siglo 16 que les enseñé arriba, creada por un italiano que sí vivió ahí. Este es un paisaje que no existe, porque no se puede comparar con nada que exista, y no es una pintura, es una foto impresa a la que le pasaron algunos rayones de pintura con brocha para que la gente las crea como pintadas a mano. $30 dólares de pura chabacanería.

Pero para aquellos panameños bien identificados con el folklore, las pinturas de pintores nacionales sí decoran las casas de la gente pudiente, y para todos nosotros existe el arte con toques de artesanías, y ya la clase media podía probar y comprarse pasteles con tinajas, guacamayas, carretas y casitas interioranas hechas en acuarela.

Arte panameño para el turismo del artista Nino French, diseñador gráfico,ganador de concursos y artista nacional

Y para paredes de salas, pasillos y cocinas altamente folkóricas

 Lo malo es que todo ese arte de almacenes es tan malo que por ser baratos, también nos hace ver ignorantes y no conocedores del arte, porque nuestras paredes nos delatan por nuestro escaso gusto artist[ico. Por lo tanto queda decir que hay algo que es perecedero y universal en la gente y es el deseo de darnos valor a nosotros mismos y a la pintura, y aún las que de casa en casa nos pintan los ecuatorianos nos dicen algo; que nuestras paredes deben representar lo que nos identifica, conocemos y apreciamos, por eso la gente humilde en su simplicidad dirigen su interés a sus familias, nosotros los que conocemos el valor del arte lo hacemos con arte; eligiendo pinturas que lleven algo propio en ellas, no las imitaciones estériles hechas en China que compramos con suma ignorancia, sino las de nuestros artistas nacionales, los que contemporáneos a nosotros nos representan en nuestros tiempos presentes. De modo que a paredes panameñas; artistas panameños, todo genuino y bonito, para tener nuestra casas llena de personalidad. 😀

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