29 de marzo de 2024
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La gripe de 1918: la más mortífera pandemia que nadie conoció.

Se le llamó la gripe española, sucedió hacia los años finales de la primera guerra mundial. Se expandió por Francia, Rusia, México, Estados Unidos y llego a difuminarse hasta Irán, Nueva Zelandia Argelia, Gambia y hasta en China, las calles de las ciudades más importantes estaban igual de desoladoras como en el presente, pero las muertes eran mucho más concurrentes.
Sus  síntomas fueron fiebre, confusión, dolencias estomacales, tos severa, manchas por todo el cuerpo y dificultades para respirar. según datos estimados  unos 20 millones de personas murieron, aunque diversos investigadores aseguran sumas de 60 a 100 millones, tal estimación debido a que el virus llegó a rincones donde no existían formas posibles de censo.

Ante los síntomas, soluciones equivocadas, y se creía esta plaga ocurría por mandato divino

La respuesta de la salud era precaria; aceite de ricino, aspirina, alcanfor y quinina era lo disponible. El desconocimiento de la existencia de los virus era tal que incluso se creía que la gordura era una condición que hacía frente a la enfermedad. Pero moría mucha gente joven, lo que era ilógico, bebés, mujeres y los ancianos parecían resistir, pero no importaba edad. Incluso la gripe española infectó a personas famosas, al presidente Roosevelt años antes de ser mandatario, la aviadora Amelia Earhard, quien fue dada de alta luego de un mes, con la secuela de una rinitis crónica que le afectaba su desempeño como piloto, al pintor Edvard Musk, quien probablemente lo expresó en el grito, de ellos murieron otros dos pintores, Egon Schiele y Gustav Klimt.

¿Por qué se le llamó Gripe Española?

Aire fresco, buena alimentación e higiene, así se combatía la llegada de la gripe española según esta caricatura

Hasta entonces sólo se conocían las bacterias, incluso Pasteur intentó estudiar el fenómeno del virus de la rabia sin haber llegado a descubrir el agente patógeno. Al desconocido virus se le llamó gripe española (spanish flu) por un sólo factor, España no participó de la guerra, por ello no censuraban las noticias de como ellos sufrían por el mal, en cambio los demás países en conflicto ocultaban los datos para evitar desmoralizar a las tropas y a la población. Los políticos de la época intentaban quitarle importancia a la seriedad del suceso frente a los brotes, tal como ha ocurrido en el presente en países como Francia, Italia y España, y nuestro país Panamá.
Fue hasta 1943 que al descubrirse la cepa del virus que obtuvo nombre científico, siendo una variante del A/H1N1. De donde parten los nombres de las varias cepas del virus que guardan el mismo origen. También se descubrió que la razón por la cual el virus mataba, incluso a jóvenes se debía a que el virus provocaba una tormenta de citocinas, lo que desencadenaba una reacción desmesurada del sistema inmunológico, saturándose y confundiéndose haciendo que el virus penetrara en el sistema con mayor fuerza. Notable fue que el virus hacía más estragos entre gente de 20 años que de 40 años, incluso a animales.

Origen del brote


Es sabido que el origen o foco del virus empezó en Europa, en los escenarios de batalla entre los combatientes, y de ello hay diversas hipótesis. Una de las posibles causas dice que el virus se originó en una base militar en Kansas, de la cual partieron los aliados norteamericanos que asistieron a la guerra llevándolo al frente de batalla en Francia. Otras especulaciones dicen que se produjo en China y que fue transportada a los Estados Unidos.

Sobre la propagación del H1N1 dentro del terreno bélico se presume que pudo haberse transmitido debido a la baja salubridad y aseo de los soldados en condiciones que promovían el contagio.  En el terreno bélico en la diligencia médica por los heridos de batalla, la atención a los síntomas desconocidos resultaba nula. La dispersión del virus se debía a la misma naturaleza de la guerra, el avanzar y ocupar regiones, poblados y líneas enemigas fue el factor que ayudó a esparcir el virus. Un virus que paradógicamente causó tres veces más muertes que la misma primera guerra mundial.

La pandemia

El virus anidaba en las barracas de los soldados en Europa, que al retornar de la guerra en buques venían hacinados en los camerinos desembarcando en diferentes destinos comunes, hogares y países de donde provenían, de esta manera el H1N1 llegó al nivel de pandemia, del mismo modo que hoy lo ha hecho el Covid-19. Desde aquí empezó la mortandad entre civiles.

La mayoría de las personas que fallecieron durante la pandemia sucumbieron a una neumonía bacteriana secundaria, ya que no había antibióticos disponibles. Sin embargo, un grupo murió rápidamente después de la aparición de los primeros síntomas, a menudo con hemorragia pulmonar aguda masiva o con edema pulmonar, y con frecuencia en menos de cinco días.
En los cientos de autopsias realizadas en el año 1918 los hallazgos patológicos primarios se limitaban al árbol respiratorio por lo que los resultados se centraban en la insuficiencia respiratoria, sin evidenciar aún la circulación de un virus.

Al no haber protocolos sanitarios que seguir los pacientes se agolpaban en espacios reducidos y sin ventilación y los cuerpos en las morgues y los cementerios. Por aquel entonces se haría popular la máscara de tela y gasa con las que la población se sentía más tranquila, aunque fueran del todo inútiles.

Los años de la gripe


El virus atacó en 3 oleadas, desde 1918 hasta 1920, la primera tuvo una mortandad baja, la segunda, la más feroz, justo en el intermedio de la guerra y la última fue la más benigna, dando por controlada la pandemia en ese último año, donde la enfermedad desapareció por sí sola, dejando sus muertos mientras el resto de la población quedó inmunizada.  La crisis causada por el virus duro tres años, en el verano de 1920 y el virus desapareció tal y como había llegado.
 

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